“Les animo a poner cada vez más su carisma al servicio de la iglesia” (Papa Francisco – audiencia del 13 de noviembre de 2019). Iluminadas por las palabras que el Papa Francisco dirigió a las hermanas Scalabrinianas en ocasión del XIV capítulo general en 2019, el grupo de formadoras de la Congregación consolida la misión de formar a las jóvenes desde el carisma scalabriniano.
Con el objetivo de reflexionar sobre la misión de la formación, se está llevando a cabo el VIII curso congregacional de las formadoras scalabrinianas en la ciudad de México, donde están surgiendo nuevas perspectivas, en el sentido de fortalecer los caminos formativos de las Scalabrinianas.
Las reflexiones y lo compartido en los trabajos de grupo están fortaleciendo las líneas descritas en el documento final del XIV capítulo general de la Congregación: la alegría de seguir a Jesucristo, la alegría de profetizar, la alegría de caminar con los migrantes y refugiados, y la alegría del compartir. Los resultados de los trabajos, que están delineando nuevos horizontes, caminos a consolidar y compromisos asumidos por las formadoras, serán el contenido del documento final del VIII curso congregacional de las formadoras.
Como grupo de formadoras, nos comprometemos a convertirnos y ser una “tienda de campaña”, a ver a los migrantes, a las formandas, a las jóvenes llamadas a la vida religiosa, a los jóvenes no como números, sino como personas con rostros y culturas diversas; a ver la misión apostólica como un espacio vocacional, revitalizando el camino vocacional de los jóvenes que desean asumir el carisma scalabriniano.
Creemos en el migrante como lugar teológico de lo scalabriniano, por lo que asumimos el compromiso de llevar a cabo acciones de incidencia, lobby y defensa de los derechos humanos de los migrantes y refugiados, colaborando con la familia scalabriniana y con otras congregaciones e instituciones afines que abrazan la causa del migrante, creando redes organizadas y continuas. Tenemos la certeza de que el testimonio de la experiencia misionera scalabriniana identifica espacios vocacionales como expresión visible del llamado de Dios para cada una de nosotras.